Voy a hacer una reseña de este libro sin notas, sin memoria y sin recuerdos, así que no sé qué es lo que voy a escribir.
Corrijo, tengo el libro a mi vera, en lo alto de una torre de libretas y cuadernos de notas, así que me esforzaré al máximo para hacer a mi cerebro recordar y compartir con vosotros una reseña lo más completa posible, echaré mano al volumen y de sus marcas de guerra para, quizá, citar algún fragmento y que me ayude a seguir el análisis.
Neil Gaiman, a estas alturas es conocido y admirado por libros (y películas) como Coraline o Stardust y por ser guionista de la saga de cómic Sandman. Estas obras nombradas son sus estandartes, igual que es esta novela que procederé a comentar. American Gods tiene más de 15 años, no ha parado de venderse y en el 2017 Amazon lanzó una serie basada en ésta.
Lo primero que recuerdo de este libro, la primera sensación que me aflora al sostenerlo en las manos es misticismo, pleitesía a los dioses nuevos y antiguos, veneración. Es raro explicar cómo una novela de fantasía puede hace que crezca una fe que nunca has sentido. Al dotar de vida a dioses, al localizarlos en suelo real y darles un aspecto humano... unos problemas humanos, parecen más reales.
Ésta es la historia de Sombra, el humano en la aventura de los dioses.
A Sombra le suceden una serie de catastróficas desdichas y termina realizando un viaje con consecuencias apocalípticas. Poco más se puede decir, ya que todo lo que escriba a continuación puede calificarse de spoiler.
Sombra fue un personaje del que sentir penadmiración, nuevo concepto acuñado ahora mismo, es un hombre fuerte de complexión y demuestra serlo de espíritu también. De intelecto sencillo, Sombra, siente curiosidad por todo el mundo extraño que se ha abierto tras las nuevas circunstancias, aprende y vive, aunque de manera arriesgada.
El elenco de personajes es numeroso y variado, lamento mucho no poder comentarlos debido a que destrozaría alguna sorpresa a los futuros lectores de esta novela. Gaiman ha cubierto todos las impresiones posibles, hay algunos que son muy tiernos, otros indeseables, inaguantables, carismáticos, tímidos, crueles, déspotas, graciosos, prácticos... Todos y cada uno de ellos tienen sus propias motivaciones y miedos. Recuerdo que la sensación de concebir dioses expuestos y desprotegidos fue rompedor para mí, fue una de las razones por las que cogiera el gusto a la lectura.
Dioses antiguos y nuevos y humanos de por medio.
Esa sería la frase que resumiría todo el argumento de la historia, la cual no fue impactante para mí, ni si quiera me gustó. Pero me apasionaron los personajes, conocerlos y sobre todo, sobre todas las cosas: me sacudió el concepto de dioses hambrientos que maneja Gaiman. Hambrientos de adoración y ofrendas, necesitados, vagabundos.
Así que con esta reflexión os dejo.
Por favor, si leís o habéis leído American Gods, dejadme un comentario con vuestras impresiones, que eso siempre enriquece.
P.D: El olor de esta edición en particular es genial. Tenía que decirlo.
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