Un libro que comienza creando sugestión y ofrenciendo delirantes paranoias respecto al pasillo a oscuras de tu casa y que termina sorprendiendo con una reflexión sobre la fe. Directo, serio y sobrecogedor.
FICHA
Título: El exorcista
Título original: The exorcist
Autor: William Peter Blatty
Editorial: Plaza & Janés
Páginas: 358
Género: Terror
Sinopsis: Regan, una niña de once años, completamente normal, sufre una inexplicable e inquietante transformación que deja confundidos a médicos y científicos. ¿Cabe la posibilidad de que esté actuando una fuerza demoníaca, de que Regan sea una posesa? Desesperada, la madre de la niña recurre a un jesuita dotado de profundos conocimientos sobre el satanismo y la posesión. Ya que la psiquiatría se ha mostrado impotente, ¿habrá que recurrir al exorcismo? El sacerdote se resiste, en principio, a tal idea. Pero, al comprobar que está en juego la vida de Regan, comprende que ha llegado el momento de utilizar el solemne e implacable rito que enfrenta al exorcismo y al demonio en un auténtico combate. Ningún lector de esta novela profundamente religiosa quedará indiferente ante el poder de semejante ritual, ni ante aquellos hechos de este mundo que no logran explicar la investigación más racional o el más documentado escepticismo.
Libro mítico que inspiró una película mítica y, a estas alturas, clásica del terror. De hecho mientras leía no paraban de venirme a la mente escenas e imágenes de la película, ya que visto en retrospectiva, está muy bien conseguida y que, al contrario de lo que yo pensaba, no está exagerada en absoluto.
Al principio, la narración crea empatía y acercamiento a la familia que luego servirá para generar verdadero desasosiego en nuestro interior. A medida que avanzamos en la lectura descubriremos secretos, culpas, derrotismo y falta de fe de los protagonistas, que aumentarán la sensación de catástrofe.
A la mitad del libro tendremos metido el miedo en el cuerpo y una ansiedad creciente, ya que todo empeora aceleradamente, un una vorágine de médicos y explicaciones científicas y contrastadas de los síntomas que muestra la pequeña Regan. Todo su entorno se torna gris y apagado, el drama se sucede debido a la situación, a la tensión, a la depresión y a la perenne sensación de muerte irremediable. Chris McNeil, Sharon Spencer, Willie y Karl, Damien Karras... se verán absorbidos por los gritos, berreos, amenazas, insultos y jerigonzas que el demonio pronuncia a través de la boca de la inocente Regan.
Es aquí, en este momento, en el que todos los personajes están al borde del colapso emocional y psicológico cuando la cosa, en mi opinión, se pone interesante. Podemos observar como el poco descanso y la permanente exposición a esta situación, hace poner en duda cualquier conocimiento que se haya adquirido antes, en la fría lógica, y cualquier fe o ausencia de ella.
Conflictos internos, profundos, aparecen como sombras para acompañar a los protagonistas, para no soltarles y llevarles al límite. Cuando crees que todo va a explotar y a desembocar en un triste caos de muerte y pérdida, aparece la figura de la seguridad y la fe ciega.Una figura pasajera que aporta a la historia el matiz que pedía.
Aún así, nunca se deja completamente claro si es sugestión sumado a una enfermedad mental o si realmente, allí estuvo el demonio.
En mi opinión, creo que la novela va más allá de la sensación de asqueo, miedo y repugnancia. Habla de la pérdida de la fe, de la culpabilidad, de sentirse humano y pecador, del arrepentimiento, del duelo y de afrontar situaciones que quiebran lo que somos y nos exponen a una nueva realidad donde no sabemos nada.
Eso sí, todo aderezado con una buena cantidad de palabrotas, afrentas, escupitajos y caca, mucha caca.
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